Se sabía desde hace tiempo que Volkswagen preparaba un cambio de estrategia importante, que impactaría a la identidad corporativa de la marca y, por ende, al emblemático logotipo circular de la V sobre la W.
Mi primera reacción al respecto fue de escepticismo, ¿por qué querría Volkswagen modificar uno de los logos más perfectos que existen? Es claro, se puede reconocer fácilmente y lo han portado millones y millones de vehículos que la marca ha fabricado a lo largo de los años.
Sin embargo, es bien sabido por todos que Volkswagen se encuentra en un proceso, vamos a decir de purificación, luego del desastre en todos los ámbitos imaginable que le ocasionó el Dieselgate.
La renovación por la que atraviesa la compañía es profunda y va mucho más allá de actualizar su logotipo. De hecho, este movimiento es solo uno de tantos pasos que el fabricante está dando para transformarse drásticamente y convertirse en una marca electrificada, conectada y que genere mucho menos emisiones de carbono.
El nuevo logotipo es el mismo que ya conoces, pero actualizado para lucir más sencillo, simple, bidimensional y apropiado para aplicaciones digitales.
El primer modelo que utiliza el nuevo logo es, por supuesto, el nuevo Volkswagen ID.3, el primer eléctrico de la marca y que de alguna manera a nivel producto representa este renacimiento que está sufriendo la firma.
El cambio de identidad inicia en las oficinas centrales de Volkswagen ubicadas en Wolfsburg, que coincide con la presentación de la noche previa al inicio del Salón de Frankfurt de 2019 y le siguen las concesionarias en Europa, mientras que China inicia en Octubre. Norteamérica, Sudamérica y otros mercados darán inicio a la transformación a inicios del año que viene, y ésta se dará de forma gradual. En total participarán 171 mercados y serán remplazados 70.000 logos a nivel global.